La semana pasada realicé una visita al FabLab de Sevilla aconsejado
por mis compañeros de Guadatech Laura y Diego y he quedado tan
maravillado que no podía dejar la ocasión de realizar una entrada en el
blog contando mi experiencia. La única información previa que tenía de
qué era un FabLab, fue la que conseguí a través de este blog, ya que no
quería influenciarme y quería vivir aquello como una experiencia nueva y
ver qué me aportaba como arquitecto.
En esta visita he conocido muchos alumnos, recién
licenciados, profesores y gente ajena a la universidad que se han pasado
por el FabLab y con los que he intercambiado opiniones.
Entre
ellos se encontraban los recién licenciados Carlos y Cristina, que
estaban realizando unas maquetas para una exposición en colaboración con
la Universidad Pomona de California. Me estuvieron enseñando su manera
de trabajar, intercambiamos opiniones sobre el futuro del arquitecto y
Carlos me enseñó su proyecto final de carrera. Realizó unos renders
extraordinarios y me recomendó algunas páginas webs y tutoriales para
aprender 3DStudio y Photoshop avanzado. Me comentaron que ellos habían
construido una de las maquetas de la exposición de la entrada, el teatro
de marionetas
, y ya me
introdujeron un poco en el mundo de Rhinoceros y Grasshopper, programas
que en la ETSA de Granada habré escuchado 2 veces y simplemente algún
comentario por el pasillo.
Mientras hablábamos, Cristina estaba con algo que a mi me parecía
una fuente de alimentación, cuando le pregunté qué era lo que estaba
haciendo con esos cables me dijo "me estoy haciendo mi impresora 3D". Mi
sorpresa fue mayúscula, ¿cómo una persona con mis mismos conocimientos
de recién licenciado en arquitectura, sin tener ni idea de electrónica
ni circuitos, puede hacerse una impresora 3D por su cuenta?. En el
FabLab es posible, como me demostraron unos días después los miembros de
@LaResidenciaCC
, arquitectos recién licenciados y antiguos colaboradores del FabLab
que actualmente se dedican a divulgar lo aprendido. Ellos también se
estaban montando su impresora 3D y habían ido al FabLab a fabricarse
unas piezas que les faltaban. Me contaron que casi te puedes crear tu
propia impresora teniendo otra previamente, ya que gran parte de las
piezas se encuentran digitalizadas en internet y las puedes imprimir en
la impresora 3D.

En esos días también conocí a un alumno de arquitectura
que se estaba creando su propia pantalla táctil. Es increible la
cantidad y la disparidad de inquietudes de los alumnos y todas ellas se
llevan al FabLab. Este alumno me estuvo contando como utilizaba Revit y
Rhino en sus proyectos, cómo lo había aprendido. También me habló de
otros programas de estructuras que nada tenían que ver con el Cype tan
idolatrado en la ETSA de Granada y me enseñó su último descubrimiento,
"Lumion" un programa para realizar una animación de tu proyecto.
Como resultado de esta visita saco la conclusión de que el
FabLab situado en la ETSA de Sevilla es un espacio de intercambio
cultural y de información entre alumnos, arquitectos recién licenciados y
colaboradores. Un espacio que debería haber en cada escuela de
arquitectura, e incluso en cada barrio, donde los alumnos o vecinos con
inquietudes pudieran debatir sobre los diferentes proyectos propuestos y
colaborar entre ellos. Como dice Juan Carlos Pérez "el talento es el
que entra por la puerta", sin estas personas, por muchas máquinas que se
compraran, el FabLab no pasaría de ser un taller de maquetas con una
cortadora láser.
Autor:
Daniel Henández Cáceres